lunes, 29 de agosto de 2016

Decir nada.


Me he cansado de todos los lenguajes y ya sólo con la sangre puedo entenderme.
Y ésto no quiere decir que me hastié de la gente falsa, porque ella es una cara auténtica en la oscuridad del hombre. Nadie se ha hecho grande por cuanto le han lamido los pies... ¿Qué tal si dios quisiera lavártelos?

Posas tu cabeza en mi pecho y conversamos toda una tarde y terminamos en el alba.
Nos separamos y la sangre corre por tu nuca y mi vientre ¿Quién está herido realmente?
Pienso que es la sangre del tiempo que derrotamos, aunque nunca salimos ilesos, "todo contacto deja rastros" -dicen en la película viciosa.

Todo contacto debe remecer visceras y modos de ser.

No hay que negar tampoco el dulzor del vino, pues incluso el animal letal merodea a la más frágil criatura en un cuadro precioso, en un jadeo progresivo e hipnótico.

El reloj tiene gotas, ya no arena de impersonal existencia.
Los días y las cosas cambian sus nombres por caricias y presiones en el pecho.

Ya no se debe decir nada.

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